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Cossío nos hizo un Spoiler*

El pasado 4 de junio participaba en una mesa a la que debo cariño y respeto. La Fundación Giner de los Ríos entraba en hilo de actos para hacer presente el siglo en que la ILE (Institución Libre de Enseñanza) comenzó su andadura.


Los entrañables amigos de la ILE me enviaban una cuidada publicación titulada “La Nueva Educación. En el centenario del Instituto-Escuela” así que dediqué algunas horas libres de este pasado fin de semana a leer las estupendas colaboraciones que allí se recogen y también el material gráfico que me provocaba la reflexión sobre la necesidad de innovar en un mundo que ya ellos describieron hace mas de 100 años.


Lo que con mejor -o peor- acierto pude contar en la mesa a la que me invitaban fue fruto de esa lectura y las imágenes que me provocaron sobre mi compromiso con el cambio educativo.


Fue, realmente, provechosa la lectura de la breve colaboración de Carlos Wert que hilaba excepcionalmente un rosario de citas de Cossío o Giner de los Ríos e incluso Rousseau:


“La misión del maestro [es] la de pasar de mesa en mesa, dirigiendo, auxiliando y estimulando a sus discípulos”

“Rompamos los muros de la clase. Llevemos al niño al campo, al taller, al museo; enseñémosle la realidad en la realidad, antes que en los libros”

“La mejor escuela es la sombra de un árbol”

“En cosas de educación no hay recetas”

“La educación, no la mera instrucción, ha de ser siempre el fin de la enseñanza”

“El objetivo era levantar el pueblo entero”

“Que la memoria deje de ser, como ha venido siendo hasta aquí, el casi único instrumento de enseñanza”

“No se puede aprender a educar de otro modo que educando”.


Leer todas estas citas me reencontraba con decenas de proyectos en que me he obstinado salieran a la luz. También con decenas de discusiones con docentes que pensaban -y aún hoy sigo encontrando día a día- que su labor era conseguir que sus alumnos puntuaran correctamente en las pruebas externas elaboradas ad hoc y -por tanto- etiquetados como excelentes alumnos aptos para su progreso académico. Independientemente que el desarrollo de sus competencias para habitar la complejidad del mundo que vivimos fuera una incógnita.


En las últimas décadas dedico mis esfuerzos a trabajar en la formación inicial docente. Educadores y educadoras que trabajarán en ámbitos sociales diversos. Los programas de estudio para ellos siguen siendo una retahíla de libros, textos, teorías y párrafos que deben memorizar para demostrar la suficiencia académica que les regala un título de educador.


Frente a esta visión siempre he pensado que la mejor manera de formar educadores es hacerlo desde la práctica. Reconocerlos como educadores “en formación” y como tales ofrecerles experiencias educativas en las que ellos puedan desarrollarse como verdaderos protagonistas de la enseñanza. Ello me ha llevado a proyectos como “Hermanadas por la Justicia Social” (http://www.escuelasxjusticiasocial.org/) “El péndulo de Ifoulou” (https://www.juanjovergara.com/pendulo) y tantos otros (https://www.juanjovergara.com/proyectos). Desgraciadamente, cada día debo escuchar frases castrantes del cambio como “no son las mejores fechas” “hay exámenes en estos momentos”, etc … Se equivocan.

Solo es posible educar desde la realidad. Y solo es posible aprender a educar educando y comprometido con la educación.


Cossio decía que “no se puede aprender a educar de otro modo que educando”,

Freire que “la educación no cambiará el mundo, lo hará con las personas que lo harán”; y Malaguzzi que “cuando se hacen cosas reales, las consecuencias son reales”

Excelente coctel para entender por qué escuchamos -una y otra vez- frases que obstaculizan un cambio en educación que no llega a producirse. También por qué es necesario saber que hace 100 años -y más- ya estaban haciendo spoiler en la innovación.

La buena noticia es que ahora sabemos que el cambio es imparable. Se equivocan quienes dicen que no es buen momento para salir del aula, viajar con los alumnos y aprender. Porque “solo es posible educar para realidad, habitándola” y “solo es posible aprender a educar, educando”.


(*) Juan José Vergara es docente en ejercicio y experto en innovación y autor de “Aprendo porque quiero. El aprendizaje basado en proyectos paso a paso” y “Narrar el aprendizaje. La fuerza del relato en el aprendizaje basado en proyectos”. www.juanjovergara.com

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